sábado, 1 de octubre de 2016

"La Lectora del Barrio francés" Novela seleccionada por Amazon en su promoción del mes de octubre.










Muy buenas a todos, el Blog Lloviendo Historias vuelve a la carga con un notición de primera, desde aquí me congratulo en anunciaros un pequeño feliz reconocimiento a mi arte de contar historias. Ya sabéis que hace poco terminé una novela histórica de fantasía oscura cuya trama se debate entre el thriller y lo fantástico. Por supuesto, hablo de "La lectora del Barrio francés"que escribí alentada por vuestras continuas muestras de cariño, de aliento. Y tantísimos ánimos.

Pues bien, en casa me animaron a presentarla al Concurso Indie de Amazon y tras publicarla para la ocasión, ha sido seleccionada para aparecer ofertada en su página oficial de novedades. En consecuencia la novela, incluída en el Programa KDPSelect, será promocionada por Amazon durante todo el mes de octubre para que se haga eco entre un público lector afín y consiga la trayectoria que merece.








SINOPSIS

Grace, una hermosa cuarterona que huye de un turbio pasado, pedalea por las calles de la decadente Nueva Orleans de primeros de siglo.
Mientras busca su sitio, hará uso de su don para encontrar el libro perfecto que despierte a cada oyente de su letargo. Grace suscita tanto amores como odios, sin sospechar que deja tras de sí una estela de muerte.
Y es que su presencia a ritmo de jazz no pasa inadvertida. Nueva Orleans, en un duelo de luces y sombras, volverá a vibrar con La Lectora del Barrio Francés."




Además de una trama cautivadora, La lectora del Barrio francés cuenta con un soporte magnífico obra de Irene Saravia, mi diseñadora creativa. Irene creyó en el libro y apostó por un formato innovador. Se trata de un díptico singular compuesto por portada y contraportada de autoría propia que encuadran la historia de nuestra protagonista Grace en un marco tridimensional de lo más ingenioso.







La estrecha colaboración que hemos mantenido Irene y yo durante estos meses de verano y el apoyo incondicional de mi familia dan así sus primeros frutos. Gracias a su tesón y confianza, he dado este importante paso y emprendido este proyecto que hoy me catapulta al mundo editorial virtual como una auténtica escritora. Pero mi labor no ha terminado aún, ahora me toca abrirle camino lo mejor que pueda. No espero milagros, soy consciente de que la competencia es mucha y variada pero aún así he de luchar por hacerme un sitio con los recursos que estén en mi mano.



COMO DIFUNDIRLO EN REDES SOCIALES

Para difundirla por las redes mediante tweets, publicarla en el muro de Facebook o mediante cualquier otra mención online, habría que seguir un procedimiento. Por si os animáis a darle recorrido desde vuestros respectivos perfiles, estos serían los pasos: . 

1. Amazon pone a nuestra disposición el hashtag oficial #PublicaConKindle.

2. Junto con #PublicaConKindle mencionaremos la novela "La lectora del Barrio francés" e incorporaremos el siguiente enlacehttp://www.amazon.com/dp/B01L9T2W38


Tal que así:


"La Lectora del Barrio francés" Novela seleccionada por Amazon en su promoción del mes de octubre


A partir de ahí, la suerte estará echada.  Deseadme suerte porque es ahora o nunca, presentemos al mundo a nuestra querida Grace.




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* Y si sentís curiosidad por mis futuros proyectos, os adelanto que me hallo completamente enfrascada en los preliminares de mi nueva novela "Luminiscenza" de corte victoriano con influencias Steampunk, a medio camino entre lo fantástico y la ciencia ficción, con un alocado toque Retro. En un Londres decimonónico fascinante de teorías descabelladas, fabulosos inventos y maquinarias prodigiosas que darán vida a los más ambiciosos sueños visionarios... Un polvorín de humo y secretos.



Tras el título del libro, subyace una invitación.


                 Una sola palabra,
                 LUMINISCENZA...

...ÑÑÑÑÑñññññññíííííííííííííííííííííííí...
(suena un chirrido)

 ... Sed bienvenidos al Londres más GRIS. 
La oscuridad nos envuelve, sorteemos la niebla. 






martes, 14 de junio de 2016

RELATO: "Jungla de Cristal para dos".






- Adelante, tome asiento. Qué mala cara trae...
- Es por esta sensación extraña, doctor, sufro de una inquietud contante.
- Explíquese.
- Es como un desasosiego interior que me oprime aquí dentro. ¿Me explico? Siento como si me fuera a estallar el corazón y solo se me pasa viendo La Jungla de Cristal II.
- Interesante. Prosiga.
- Todo empezó con Madrileños por el mundo. Aquella gente viajando a lugares remotos, el que más y el que menos viviendo su gran aventura... Al principio, yo mismo soñaba con un trabajo en el extranjero, una novia china del Soho, un equipo galés de rugby, una foto con tuaregs en añil, la escalada de los Cárpatos a media tarde...
- Típico. Continúe.
- Hasta que una mañana se me derramó el café en mi cubículo del curro y cuando contemplé mi imagen reflejada en los lavabos unixex me embargó una gran deshazón y hasta ahora. Comprobé que tenía la mirada triste, los hombros caídos y unos pies tan gordos y blanditos como los de un hobbit... Vamos, el reverso de Bruce Willis salvo por las entradas del pelo.
- Me hago cargo. ¿Y qué más?
- ¿Cómo que qué más? Me sentí como un mierda. ¿Le parece poco?
- ¿Bebe? ¿Fuma hierba? Según las pelis de Wall Street, aún no habrías tocado fondo.
- Anda, ya veo. Así que mi vida le divierte...
- Tanto como divertirme... Más bien, le veo potencial. Sin duda, promete. Pero no sé, creo que le falta acción. ¿Le persiguen hombres de negro trajeados? ¿Ya se topó con la guapa de turno?
- Hágame el favor de hacer que toma notas como cualquier psiquiatra que se precie. O mejor aún, póngase cómodo y eche una cabezadita. Descálcese, por mí no se corte. Ronque incluso, como si estuviera en su casa.
- Ni hablar, estoy aquí para escucharle.
- Un médico que no solo me presta atención sino que parece entusiasmado con mi caso... Inaudito. No doy crédito. Súbame la dosis, debo estar delirando.
- Es verdad, no tiene sentido. Pero tal como yo lo veo es usted quien se contradice. Se empeña en que está enfermo sin ningún motivo de peso. También son ganas... Si quiere la baja, tuérzase un tobillo. Y ahora vamos, sígame contando o perderemos el hilo. Y adórnelo un poco, hombre. Haga un esfuerzo, qué no decaiga la historia para una vez que tiene público.
- Describiré lo que me está pasando, ni más ni menos.
- Pues no sé por qué, no hay necesidad de ser tan precisos. Si buscara historias anodinas estaría haciendo cola en la caja del supermercado. Introduzca sobres anónimos, carreras de taxis, aviones que no despegan, un encuentro casual, el maletín equivocado... Venga, fantasee un poco.
- Me sinceraré y punto. Y es que lo que me atormenta realmente, doctor, es que no me reconozco. He cambiado y me avergüenza contemplar lo mediocre que me he convertido. Creo que estoy desaprovechando mi vida, ¿entiende? Me falta garra, me muevo como un zombi. Y no sé qué fue de mis sueños... Podría ser voluntario en los campamentos de refugiados turcos o bucear en el Rift Valley sorteando anémonas y tiburones. En cambio, sigo aquí todos los días esclavo de un trabajo basura y prometido a una mujer que no me llena. ¿Qué hago, doctor? Me gustaría romper con todo.
. Yo empezaría por la vajilla de mi suegra, la estrellaría contra el suelo. Luego tiraría un balonazo contra la tele vieja y me haría con una 3D para después pisotear los CDs de El Fary... Pero eso ya es cuestión de gustos. Y las vidrieras del edificio de oficinas las dejaría para el final porque les tengo cierto apego, claro que si va de superhéroe y tienen que llover cristales...
- Alucino con usted, qué falta de profesionalidad. ¿Pero qué clase de consejo es ese?
- El de un amigo, espero. Porque llegados a este punto, diría que somos colegas, ¿no? A fin de cuentas, le conozco mejor que su madre. Quizás debería invitarle a una copa... ¿Qué tal iría un Martini con tu medicación? También podríamos tutearnos, sería lo suyo. Y darnos los teléfonos.
- No y mil veces no. A ver, centrémonos y le recordaré como funciona esto: Yo hablo y usted asiente. Miro al techo compadeciéndome y usted dice Uhmmm simulando preocupación. Haga su trabajo, joder. ¿De qué va? ¿Qué coño le pasa? Sepa que con este buen rollo que se está marcando, lejos de ayudarme me descoloca. Usted y yo no podemos intimar, son las reglas. Y se las está saltando olímpicamente. No una sino ¡todas!
- Vaya, pues cuánto lo siento. Pensé que lo estaba haciendo bastante bien... Por las molestias, toma dos entradas para el concierto a capela de mi barrio, es mañana a las ocho. Vestimos con pajarita y sombrero de mimbre. Sí, a lo Dick van Dyke en Mary Poppins. Así que, por favor, nada de fotos. Nuestro repertorio está un poco anticuado pero el pase incluye consumición y palomitas.
- ¿Pero cómo hemos llegado a esto? Si yo me conformaba con quejarme un rato.
- Precisamente por eso te invito al concierto, para que hagas cosas nuevas. Échale huevos a la vida, haz como yo. Aunque si prefieres limpiar cristales, tengo la plataforma ahí fuera y dos cepillos... ¿Te vienes? Hoy voy con retraso, me vendría bien un ayudante. Eso sí, la tarima se balancea un poco y el sistema de poleas a veces se engancha y nos quedamos entre dos pisos.
- .....................
- ¿Por qué me miras así? ¿Es que tienes vértigo? Si sufres mal de alturas, olvídate de escalar los Cárpatos, mejor visita los viñedos franceses en bicicleta.
- Entonces... ¿Eres el limpiacristales?
- Soy como tú, un culo inquieto y me puede tanto la rutina que me he agenciado un par de hobbies. Canto salsa a los deprimidos, a los suicidas les corto las uñas, a los agorafóbicos les frío a videojuegos, a los adictos al sexo les introduzco en el Heavy Metal... Solo es una travesura sin consecuencias pues todavía no se me ha muerto nadie y de paso, agilizo la lista de espera.
- Tío, eso lo cambia todo. Apunta, trabajo en la planta 18, ala norte, segunda ventana después de la columna. Ven a verme mañana, a eso de las cuatro y nos turnamos. En la oficina solo tienes que dar la vara por teléfono a la gente, les ofreces un contrato de banda ancha con increíbles descuentos y te enrollas hasta que se harten. Está chupao, siempre terminan colgando. Y si identificas algún timbre de voz idóneo para tu coro de hombres orquesta, aprovechas y le reclutas. ¿Cómo lo ves?
- De acuerdo, pero solo media hora que tengo tres sesiones de masaje ayurvédico en el wellness spa del ático.
- Okey, hasta mañana entonces. Con que cosas nuevas ¿eh? Ya lo voy pillando. 








CON MIS MEJORES DESEOS DE HUMOR Y FELICIDAD.









martes, 7 de junio de 2016

RELATO: "Zumba, Brasil, Caipirinha, baila..."








Sereia das Águas, no tengas tanta prisa. Sé que estás impaciente, que hace muchísimas olas que ansías este viaje. Es verdad, se te presenta una gran aventura pero nos queda tiempo, la luna sigue majestuosa, flamante y aún tardará en retroceder. Así que acércate, ven que te cepille el pelo y te lo salpique de estrellas. Mientras, haz el favor de escuchar a tu madre y basta de risitas que no sales precisamente de excursión. No se trata de ningún juego, Sereia, sino de un paso muy serio. Déjame que te cuente, querida mía, solo será un momento y la marea no se irá sin ti. Nunca más, te lo prometo. 

En cuanto partas, habrás de atenerte a unas reglas si no quieres fastidiarla como tu prima Ondine. Si vas a la playa, no olvides rociarte con aceite de bacalao tu áspero cabello, la sal reseca las puntas. Y colocarte una anémona tras de la oreja izquierda a juego con tus ojos. Nada hacia el sur y con la primera nube súbete a una roca mullida, bien provista de algas y sin erizos. Y entonces te contorsionas delicadamente al compás de la corriente, lo harás muy bien. Por supuesto, evita los coletazos bruscos. Inclina la cabeza, ladea la melena de atrás a delante y muestra los senos en gesto sinuoso. Inténtalo... Lo ves, ya lo tienes. Desprendes tal magnetismo que con un ligero vaivén de caderas amansas el oleaje. Eres diestra, pequeña. Naciste con una gracia innata, posees el don. 

No lo olvides, una vez en pose canta en pos del viento y no en su contra o se desvanecerá la sensualidad de tu reclamo con el eco de las olas. Ya sabes, como repetía incansable mademoiselle Mouette en clases de canto: Cada dos estrofas, un gorgorito y sigues con ese esquema indefinidamente. Comprendo, se hace larga la espera pero tranquila que tiene truco: clava la mirada en el horizonte, así lo hemos hecho por generaciones. No te rindas, no flaquees y mantén la melodía in cresccendo durante toda la tarde hasta que se ponga el sol.

Confía, persevera y tu voz hechicera le traerá hasta ti. Una vez te vea, se quedará prendado y te encontrará irresistible. Se aproximará a la roca muy, muy despacio... Atenta, pues cuando le tengas a media cuarta y te contemple ensimismado, te abalanzarás sobre él sin remordimientos. Veamos paso a paso. Primero le envuelves en un abrazo asfixiante, luego le besas y sin dilación exhalas aire dentro de su boca, el suficiente para que aguante una gran inmersión. No escatimes, sé generosa, llénale plenamente los pulmones y buceará contigo millas enteras, acompañará a su hermosa guía como en un club de vacaciones. Muéstrate sensual, prométele maravillas. Y bajo del mar, con tal concentración de oxígeno puro en sangre, alucinará en colores. Serás su droga, manéjale a tu voluntad. Tómale de la mano, entrará en trance y eufórico te seguirá sin oponer resistencia hasta la barrera de coral cual muñeco hinchable. . 

No sientas pena, no te lamentes. No lo veas como un secuestro, el muchacho precisa sin duda de un cambio de aires. Es del todo necesario, para sobrevivir como especie necesitamos su esperma. Además, él te estaba destinado y le harás infinitamente más feliz, mucho más que una mujer. Son ariscas, ¿sabes? Del todo previsibles y en más de un sentido, rematadamente secas. En cambio, a tu lado... Créeme, será como soñar despierto. Le proporcionarás una inmensa dicha, yacer contigo es un auténtico regalo.

Eso sí, trae un buen ejemplar, elige bien al padre para tus hijas. Hazte con un tipo bien plantado, lozano, curtido, con pelo en el pecho y los ojos del color del mar. Que no tiendan a grises o sentirá añoranza. Ni a verdes, o intentará escapar. Preferiblemente, celestes. Son los que mejor se adaptan. Marinero, pirata, bucanero. O capitán, tanto mejor. Y por lo que más quieras, Sereia, ¡no huyas con él! Acuérdate de Ondine, desterrada para los restos. No puede ser, ya nos previno Andersen. Vuelve o será tu perdición.  La fuga nunca sale bien. ni siquiera en los cuentos. 

No te enfurruñes, tenía que advertirte. Espera un poco, aún no he terminado contigo. No te vayas así, tan de repente, al menos dale un abrazo a tu madre. Sereia das Aiguas, mi cosita linda. ¡Ten cuidado! Qué peligro tienes... Y aún así he de dejarte marchar, no soy quien para retenerte. 

Ay, estas ondinas de hoy en día. que se pintan los labios con cochinilla, compran en Amazon partes sueltas del bikini y tienen su propio canal de Youtube... Claro, luego se largan con un surfista flaco e imberbe con un ying yang tatuado en el brazo. Bailan sobre una tabla ¡payasos! Venga a tocar la gutarra ¡pervertidos! Se broncean con rayos uva. Y lo peor, convencen a nuestras chiquillas para que den en el parque acuático clases de Acqua Gym.

Zumba, Brasil, caipirinha, baila... Es tan pegadiza.
Zumba, Brasil, caipirinha, baila... La tentación está en la orilla. 

Desde la creación del mundo se vienen enfrentando dos titanes en eterno duelo, La Tierra y El Agua. La luna toma parte en esta guerra de trincheras, de ahí los flujos de la marea. Y en esa tierra de nadie donde se libra tremenda batalla, también se forjará el destino de Sereia... Mi niña preciosa. Pánico me da, solo de pensarlo se me ponen las escamas de punta y nada puedo hacer sino prevenirla.

Elude el Fuego, que es su aliado. Desconfía. 
No bebas. No dances. No sientas. Fluye. 
Pero, claro. Es cómo pedirle a una criatura qué no respire. 

Está viva. 
Y es tan joven... 






* Para mi sirenita. 


martes, 31 de mayo de 2016

POEMA: "Eternamente tuyo".









       Queridísima Eve.


Me creerías si te dijera que engalané Babilonia por ti, lancé al mar fuego valirio, remé contra el viento de Poniente. Hasta crucé a camello la ruta de la seda. Pero claro, tú no lo recuerdas. Ni tampoco que fui tu sombra.

Me creerías si te dijera que luché contra legiones por ti, empañé la gloria del cesar, en el circo me aclamaron como gladiador. Hasta degollé rinocerontes y otras bestias. Pero claro, tú no lo recuerdas. Ni siquiera que tuve celos.

Me creerías si te dijera que cabalgue veinte reinos por ti, juglares cantaron mis gestas, destroné príncipes. Hasta apuñalé dragones alados. Pero claro, tú no lo recuerdas. Ni tampoco que te mentí.

Me creerías si te dijera que desdeñé cien mecenas por ti, pinté tu rostro en cada Venus, plasmé en sonetos tu belleza. Hasta esculpí tu esfinge en mi jardín. Pero claro, tú no lo recuerdas. Ni siquiera que creí perderte.

Me creerías si te dijera que surqué siete mares por ti, abordé diez galeones, de sicario tuve un loro parlanchín y blasfemo. Hasta enterré el tesoro del mapa. Pero claro, tú no lo recuerdas. Ni tampoco que fuiste mía.

Me creerías si te dijera que monté en dirigible por ti, busqué las fuentes del Nilo, aprendí arameo, me arrastré por las dunas de arena. Hasta me tatué tu nombre con sangre de escorpión. Pero claro, tú no lo recuerdas. Ni siquiera que ni como ni duermo.

Me creerías si te dijera que maté doce hombres por ti, contrabandeé durante la ley seca, me bañé en champán francés. Hasta pusieron precio a mi cabeza. Pero claro, tú no lo recuerdas. Ni tampoco que me olvidaste.

Créeme, llevo siglos seduciéndote, haciendo por merecerte. Hasta vendí mi alma por un beso. ¿O fue por una manzana? Pero claro, ya no lo recuerdo. Ni siquiera hoy que te veo en todas partes.


Eternamente tuyo,                       
                       
Adam                        

martes, 24 de mayo de 2016

RELATO: "Nunca nieva a gusto de todos".








El Monte Hýdōr no aparece en Google Maps ni lo sobrevuelan drones intrépidos. lo que no nos convierte en falacia, te juro que existimos. Su localización fue cartografiada por Jasón en tiempos de los argonautas. Fue Fineo, el vidente, quien le habló de la isla y de ahí que viniera a bordo de su nave Argos en busca del oráculo. Funcionábamos así, eran otros tiempos. Jasón supo lo que le deparaba el azar en su epopeya y emprendió una larga travesía que le llevaría hasta el mar Negro.

Nevó para él, los hados le serían propicios. Así estaba escrito en un intrincado de aristas más bellas que las estrellas de mar. Sencillamente, era su momento. 

Cayó Grecia, dominó Roma y con el incendio de Alejandría, se quemaron las cartas de Belerofonte  que nos mencionaban, condenándonos al ostracismo. Luego sobrevino una era convulsa, Asia Menor pasó de mano en mano y nos vimos obligados a refugiarnos entre las brumas. Entretanto el mundo nos olvidaba, caíamos en el anonimato. Cierto, hubo barcos que se arrimaron a la costa sin reparar en la inmensa cúpula transparente que cubre nuestros tejados azules ligeramente salpicados por copos de nieve. Sí, como las bolas de cristal que venden de souvenir en cualquier ciudad, pero en grande. La que le comprarías a tu madre a la desesperada si volvieras sin regalo del aeropuerto. De esas que meneas y dentro siempre es Navidad. Un paraje idílico, como de cuento, en medio del Mediterráneo.   

Pero, volviendo al pasado. Al abrigo del Monte Hýdōr, permanecimos ocultos por siglos. Y sin el consejo del agua, el medioevo de los hombres se sumió en la completa oscuridad. Cesaron las preguntas y dejamos de leer el oráculo a vuestros guías, presagiando lo peor... Lo sé, adoptamos una actitud cobarde. Fue torpe y egoísta. Contra mi voluntad, dejamos el mundo a su suerte y de él se adueñaron las tinieblas. No pude hacer nada, mis mayores no me lo permitían. De modo que callé, no me quedaba otra y mientras se me revolvían las tripas sentí el hedor de la miseria.

Así y con todo, las nieves siguieron cayendo trayéndonos el vaticinio de plagas, guerras, matanzas y revoluciones que contemplábamos impotentes, no podíamos evitarlas sin exponernos al ultraje. Seguimos observando la lluvia, el manantial, el rocío y la escarcha conscientes de que cada gota pertenecía a un individuo y fluiría con él en un ciclo interminable. Ahí estaban sus días retratados, al detalle. Luces indescifrables en medio de la penumbra que solo pueden ser leídas cuando nieva. Pues son los copos de nieve y no los genes los que marcan el sino de un hombre. 

Poco a poco volvió la calma y superada la barbarie, intentamos actuar de nuevo pero era demasiado tarde. Inventaron el telégrafo, la radio, el microondas y sus botones de colores emitieron interferencias varias. Recientemente, vino la televisión por satélite e internet nos dio el golpe de gracia. Una vez más fracasábamos, se perdía la llamada del agua. Muchas inquietudes quedaban sin respuesta y se desvanecían con el eco un sinfin de predicciones.

Aún hoy nos hablan los cristales de hielo, nos dicen tantas cosas… Si bien, nadie escucha. Una auténtica lástima. De ahí, que me decidiera a actuar. Clamé al viento, grité mil destinos pero resultó inútil. Cansado de aguardar, me autoproclamé mensajero y desoyendo al gran maestre decidí partir por mi cuenta a repartir venturas. Lo que me trajo hasta aquí, en plena misión profética.  

Ahora ya lo sabes, no soy de mantenimiento, me acabo de cargar tu persiana y si llevo un mono naranja es porque en Gap estaban de oferta, no me he escapado de una cárcel de alta seguridad, Necesitaba contactar contigo, hablarte de tu futuro y no se me ocurrió nada mejor.

Te veo aturdido, muchacho. Eres el héroe y nadie lo diría… Vamos, despierta. Ya estás afeitándote, despegándote de ese pijama manchado de ketshup y apagando la dichosa consola que Mario Bros jadea. ¡Dale un respiro!. Que con tanta brinco estúpido, hasta ha perdido la gorra. Lo sé todo de ti. Venga, pregúntame lo que quieras. Confíame tus sueños y te diré de lo que eres capaz. Nevó para ti, serás leyenda. Partirás y los dioses te acompañarán. Sencillamente, es tu momento. ¡¡¡Despierta!!!

Pero... ¿No dices nada? Si sigues ahí plantado, a lo tuyo. Si aún llevas los auriculares puestos.... ¿Has oído algo de lo que te he contado? Te ofrezco el poder, chaval. ¿Así piensas conquistar el mundo? Qué desidia. Qué falta de ambición. No lo entiendo, si eras El Elegido... O no.

Definitivamente me equivoqué contigo, se trata de un error de cálculo. Ahora lo veo, el deshielo y la polución adulteraron las muestras y debí malinterpretar los signos por culpa del cambio climático. Por lo visto, este oficio ya no es lo que era, nosotros nos hemos vuelto imprecisos y vosotros ya no anheláis forjar imperios ni cruzar angostos desfiladeros.. Me desviví sin motivo, un desperdicio. Me vuelvo a mi isla, ya no se precisan héroes. Y es que con esa apatía no iréis a ninguna parte... O sí.


Ya lo tengo, montaré un resort exclusivo en el Monte Hýdōr y os sacaré la pasta. Escrito o no... Sencillamente, es mi momento.  







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* Os pido opinión, 
he de leer una historia en mi última sesión en el taller de relato fantástico de este cuatrimestre, tengo tres textos para elegir y no me decido. Si pudierais aconsejarme... ¿Cuál creéis que luciría más? Las opciones son:


1. "Cien cielos de cián".
2. "Puñales, rosas y viceversa".
3. "Nunca nieva a gusto de todos".


La razón de esta consulta: confío en el buen criterio de mis lectores favoritos. Gracias, amigos.







martes, 17 de mayo de 2016

RELATO: "Puñales, rosas y viceversa".









Goleta Elisabeth. A 5 de abril de 1781, año de nuestro señor.
Cuaderno de Bitácora

“Zarpamos hace doce días de la Isla de Gorea con leve marejada y brisa de poniente. La mar estaba en calma pero conforme nos adentrábamos en el océano, el viento arreció y se encrestaron las olas. Tanto, que ahora la carga zozobra. No solo las provisiones de la bodega se bambolean, también la mercancía en los calabozos. Aun así, dudo que naufraguemos, el barco está en buenas manos. Contamos con una tripulación bien curtida, compuesta por viejos lobos de mar que cruzaron sus primeras cinco mil millas hace ya muchos soles. De ahí, sus tatuajes: El ancla en el bíceps, la golondrina en el antebrazo, las cruces en la planta de los pies… Todos tienen su significado y claman hazañas mejor que un mordisco de tiburón o una cicatriz de arma blanca en el hombro. 

El capitán Lutton tiene buen ojo, los eligió uno a uno de entre la maraña de bravucones que merodeaban por la taberna. Salvo a Oyuma, que es cocinero por accidente. Un percance te cambia la vida y que el anterior pelapatatas enfermara de paludismo fue su golpe de suerte. Diría que se siente afortunado, parece valorar su nueva condición. Y aun así me inquieta… Cada vez que escucha algún gemido bajo las rejas, noto que le hierve la sangre. Cierto, sus ojos no se inmutan, pero están sumidos en la oscuridad. Son sus manos de ébano las que le delatan, apretando los nudillos hasta clavarse las uñas. Con pasos lentos y pausados, el cocinero se abre paso entre los barriles al compás de un débil tintineo. Es por el grillete del tobillo que sigue arrastrando como un fantasma, Lutton le puso el cascabel al gato. Porque Oyuma es libre, pero no del todo y por muy bien que prepare el cazón con mijo, no deja de ser un salvaje." 





Goleta Elisabeth. A 17 de abril de 1781, año de nuestro señor.
Cuaderno de Bitácora.

“Zozobramos a merced de la tempestad durante cuatro largos días lo que nos desvió de la ruta cartografiada en los mapas y el timonel hubo de corregir el rumbo virando trece grados a babor con el viento en contra para alcanzar así la corriente del Golfo. Una vez enderezado el barco, como contramaestre di orden de desplegar la verga y el trinquete. Ahora navegamos a toda vela surcando el azul inmenso. Qué dicha contemplar desde cubierta el henchido de la gavia, sentir en la cara el picor del aire salado salpicándome los labios. Y halagar mi oído con el susurro de las caracolas. 

Ante tan buenas perspectivas, el Capitán Lutton hace gala de un humor excelente. Y es que, valga la ironía, esa misma borrasca que casi nos despedaza también jugó a nuestro favor, en cierto sentido. Con la furia del oleaje, eludimos un barco pirata musulmán y sus sables de media luna. También despistamos al cazanegreros de John Hawking que venía persiguiendonos desde nuestra escala en las Azores. Durante el resto de la travesía no se esperan contratiempos y dios mediante, tomaremos tierra en Kingston a primeros de mayo. Con el bombardeo de las plantaciones de Virginia por parte de la flota británica, subirá el precio del café Blue Mountain, precisarán más esclavos en los cafetales y nos pagarán bien. Y para celebrarlo, Lutton nos invita a sus más allegados a cenar esta noche en su camarote y como siempre, tratará de sorprendernos… Me consta que el capitán sabe divertirse y en el banquete nos dejará boquiabiertos.

A todo esto, Lutton se ha encaprichado con una joven congoleña, ha ordenado bañarla y arrojar al fuego sus harapos. Ahora luce un vestido bordado de lino que vale más de lo que nos darían por ella en el mercado. Es la elegida y por eso ayuda a Oyuma con el rancho en vez de cazar ratas, a gatas, para comérselas. Si es una chica lista, sabrá corresponder a tanta generosidad y complacerá al capitán sin demasiados remilgos.” 





Goleta Elisabeth. A 18 de abril de 1781, año de nuestro señor.
Cuaderno de Bitácora.

"La cena fue suntuosa, Oyuma nos deleitó con un asado de avestruz en bandeja de plata que serviría Wanda a los comensales. Al reclinarse, olimos su piel tostada suave como las rosas y la recorrimos con la mirada encendida por cada recodo de su cuerpo. Tan solo cubierta a la altura de la cadera por las plumas monocromas de aquel ave magnífica, la muchacha encorsetada parecía querer volar… Pero no podía, pues es bien sabido que las avestruces apenas levantan los pies del suelo. Corren como endemoniadas y cuando las pillan, se dejan hacer y esconden la cabeza. Y al parecer, Lutton se había quedado con hambre. Tras las viandas, sugirió a Oyuma que tocara el tambor mientras Wanda bailaba para nosotros la danza del cortejo. Una cosa llevó a la otra y se cepillaba a la bailarina antes de los postres. Sobre el mantel, bajo un candil, la devoró a la vista de todos. Y una vez saciado, la apartó de un empujón y rio sin ganas. Tal como prometió, nos ofrecía un fabuloso espectáculo. 

Ebrio como estaba, subió a cubierta para despejarse la cabeza. Pasó una hora y en vistas de que no volvía, barruntamos si una ola de costado le habría arrojado por la borda. De modo que brindamos por él con ron blanco de primera, así nos despedíamos de un marino que moría tragado por la mar. Sencillamente, había llegado su hora. Justo entonces reapareció Wanda, tapada de pies a cabeza, honrándonos con un nuevo manjar de muslos confitados. Antílope flambeado, pensé de primeras. Claro que no repararía hasta chupar el hueso en aquel tatuaje dibujado sobre la piel de las sobras: Un puñal de plata atravesando una rosa negra. ¿O era a la inversa? 

De pronto, me quedé helado. Pensé en la seda de las rosas y sus espinas, gráciles y diminutas. Calibré el dudoso arte de desflorar, tan impropio de caballeros… Tragué saliva. Y como lo que pasa en altamar se queda en altamar y las reglas del marinero difieren de tierra firme, rebañé el plato. Y ya puestos, no pude sino felicitar a Oyuma por un guiso suculento, macerado en ron Appleton de Jamaica. Naturalmente, su favorito".







martes, 10 de mayo de 2016

RELATO: "Cien cielos de cían".




Obra de Luis Fernando Fernández, un gran fotógrafo y buen amigo.

Cien cielos de cían


Anda, ven, apaga el Telediario. Subiremos a la azotea hasta el ocaso y no se hará de noche hasta que volvamos. Y olvídate del hombre del tiempo, por más que insista no amenaza tormenta. ¡Qué sabrá él! No es adivino. Eso sí, me gusta su corbata. Y sus dientes, podría anunciar dentífricos. Aunque haga todos esos cálculos milimétricos y salude al satélite Meteosat cada mañana. Es inútil, da palos de ciego. 

Casi que le tengo lástima, fíjate que no es culpa suya. Sencillamente, esto le queda grande y existen parámetros que el pobre desconoce. Si supiera que hay alguien en el edificio de al lado que improvisa con los colores del cielo y el mar a su antojo… Se dedicaría a vender bicicletas con su cuñado y dejaría los mapas para los exploradores. 

Y es que manejo las nubes a mi capricho. No me considero especial, solo un pelín extrovertida. ¿Acaso el artista no expresa lo que siente en su obra? Pues yo hago lo mismo, me limito a pintar sensaciones sobre un lienzo infinito. Con esta rara habilidad, no busco causar sorpresa, impresionar al mundo o dominar Sin City y ser la mala del cómic. No es algo deliberado, simplemente ocurre. Es mi estado de ánimo quien canta por soleares y no puedo ni quiero evitarlo, me resulta reconfortante. Desde niña no soporto ver sonreír a los demás mientras yo muero por dentro. De modo que cuando lloro, me consuelan las calles desiertas y mis vecinos enclaustrados en sus casas jugando al trivial al resguardo de la lluvia. No es para tanto, hombre, solo una travesurilla. En el fondo les hago un favor, así ahorran en transporte público.

¿Por qué me miras así? No seas tremendista. Por lo general, soy un auténtico chollo. Si todo va bien, el día resplandece conmigo. Claro que si estoy de malas, puedo arrastrar tempestades. Pero no temas, tiene fácil solución. Y todo gracias a ti, apareciste y me robaste el corazón. Te elegí, mi amor. Y ahora tendrás que hacerme feliz, querido. Derrocha tu encanto, esmérate por conseguirlo y en nuestra boda haré estallar un volcán para ti y tendremos fuegos artificiales. De lo contrario, me convertiré literalmente en una aguafiestas y serás el máximo responsable del cambio climático después de los chinos.

Ahora bésame, tonto, al abrigo del arcoíris. Y bañémonos en cian, como en el musical de Mama Mía.




martes, 3 de mayo de 2016

La sucesiva reencarnación de las hermanas Bennett.






Conocéis a las hermanas Bennett, son casi de la familia. Y sin embargo, nos ocultan secretos y en consecuencia, no paran de sorprendernos. Recientemente, se ha estrenado en los cines una singular adaptación de la novela de Jane Austen Orgullo y Prejuicio, muy lejos del corte clásico y fiel a la versión reescrita por Seth Grahame Smith en el año 2009 que relata lo que pasaría si Elisabeth Bennet y Mr. Darcy tuvieran que combatir contra un ejército de criaturas zombies mientras se van conociendo y enamorando en una Inglaterra decimonónica con claras influencias japonesas. 





Personalmente, me interesa el tema. Aunque, por supuesto, la película ha recibido comentarios de todos los colores. Pero mi pregunta va más allá... ¿De veras os resulta tan extraño que las hermanas Bennett luchen contra una horda de muertos vivientes? A mí, no. Pues creo que hay otro misterio mucho más apasionante por resolver: las sucesivas reencarnaciones de las encantadoras hermanas Bennett que cambian de rostro y entorno pero el mito continua. 







Porque ¿en cuántos mundos las habéis reconocido? Enseguida caeréis en Bridget Jones y la ubicaréis en el Londres del siglo 20. Pero no es el único escenario donde encontraréis más muchachitas con el sello de Austen. De hecho, he tenido noticia reciente de otro filme que las ha retratado de nuevo, esta vez ¡¡¡en Bollywood!!! Se llama "Bodas y Prejuicios", rodada por la directora Gurinder Chadha en 2004 y ambientada en la ciudad de AmriStar donde no faltan nuestras amigas con sus tortuosos enredos, en esta ocasión, entre bailes coloridos y saris de ensueño. 






En efecto, las hermanas Bennett tienen algo de extraordinario y no es tanto el que desenfunden la espada y le rebanen el cuello a lo ninja a todo el que se le cruce con mal cutis como su reaparición sistemática en cualquier tiempo y lugar. Y esta adaptación hindú no hace sino confirmar mis sospechas. 






Me baso en pruebas fehacientes, aporto datos científicos, convendrás conmigo en que no hablo a la ligera. Señores, nos hallamos ante un caso típico de reencarnación budista a medio camino, el Nirvana ya no debe de estar lejos. Y no cejaré en defender mi postulado hasta que dé con más vestigios del matriarcado Bennett en la Antigua Grecia o el Amazonas. 

Están ahí afuera, rondándonos. Hasta puedo olerlas... ¿Por qué yo? Es mi deber, solo yo soy consciente del fenómeno sobrenatural que nos acecha. Y además, alguien tiene que hacerlo. Como Blade y Van Helsing, siempre ha habido cazadores de sombras, Las perseguiré sin descanso hasta desvelar el misterio. Viajaré por el mundo en su búsqueda y descuidad, que os mantendré al corriente de mis pesquisas. 









martes, 26 de abril de 2016

RELATO: "Killin' time" o el último tipical Western.








Misery no aparece en los mapas, es un pueblo condenado a la arena. No queda oro ni pasto para las reses, hasta el ferrocarril prefirió pasar de largo y arrimarse al desfiladero. No es lugar para echar raíces sino guarida de ladrones, escondite de almas perdidas. Aquí es donde criaturas venidas a menos hacen malabarismos para mantenerse en pie a la espera de un golpe de suerte.

A primera vista, se trata de un día cualquiera, la única calle del Misery permanece desierta e inmóvil salvo por dos potrillos quarter horse que se miran atónitos frente al abrevadero y las notas de una guitarra acústica que flotan en el aire como asidas del mismo cielo. En apariencia, todo permanece en calma aunque la cantina se halle más concurrida que de costumbre. Gringo Watts anda ocioso y lejos de cabalgar de sol a sol envuelto en su guardapolvos, ya va por el tercer whisky. Espera visita y cuando llegue Hogan, no le pillará sobrio. Antaño fueron compinches y hoy ese malnacido viene a rendirle cuentas. Killin’ Time tararea Watts entre trago y trago al compás de esa guitarra invisible que gime con él. Bebe sin ganas, no le queda otra. Cansado de huir, por fin dará la cara y sabe que solo borracho se atreverá a disparar.
  


🎵You were the first thing that I thought of
When I thought I drank you off my mind
When I get lost in the liquor
You're the only one I find. 🎶 



De repente, la guitarra calla sin más dando paso a un silencio tan mordaz como el rojo sol del páramo.

- Venga, Clint, ponme otro whiski – Gringo Watts apoya con rudeza el vaso sobre la barra. 

- Que sea el último, Watts, ya has bebido bastante. – le advierte el cantinero condescendiente. 

- ¡Si es jugo de regaliz! – escupe -. ¿Acaso te ríes de mí? Soy ranchero, no maestra de escuela. 

- Imposible, es Bourbon de primera. Basta de juegos, cowboy y paga antes de que te maten. 

- Estúpido irlandés, a mí no me vengas con brebajes. – Gringo estrella el vaso contra el aparador, hoy no está para bromas y menos si provienen de ese almibarado fantoche.

Con el estruendo, Lupe desciende las escaleras en corsé, enaguas y una liga negra prendida del muslo. Gringo Watts nunca la ha visto medio desnuda, si bien la ha soñado cientos de veces. Lupe se dirige al cowboy contoneando las caderas y con un pañuelo de encaje que se saca del escote, le seca el sudor que le resbala por las sienes al tiempo que le clava las pupilas. Para, acto seguido, parapetarse detrás de la barra al lado de su marido. El yanqui la sigue con la mirada, cada paso le duele. Y canturrea entredientes mientras arrastra una cerilla contra la barba y enciende un Malboro light bajo en nicotina.

🎵And if I did the things I oughta
You still would not be mine
So I'll keep a tight grip on the bottle
Gettin' loose and killin' time.  🎶


-         

- No bajes así, mujer – alza la voz, socarrón, el tabernero. – Todos te desean y eres solo mía. 

- Chicos, pasa algo. Me asomé a la ventana y aunque apenas es media tarde, el sol se puso de un chasquido y de no ser por la lámpara de queroseno estaríamos a oscuras. No cantan las cigarras ni el lobo aulla a la luna perezosa. Además, alguien está haciendo señales de humo desde la colina y hace décadas que deportaron a los navajos - la beldad de Misery suspira y sus senos se inflan como accionados por un resorte -. Huele a muerte y me niego a dejar este mundo sin saber qué hay de interés en Iowa, tan secreto, que nadie quiere decírmelo. 

- Ni viviendo cien años lo descubrirías, solo hay polvo y moscas – Watts bromea en alusión al monótono medio oeste – Un día te llevaré a ver el mar, muñeca y subiremos a los rascacielos. 

Testigo de su complicidad, a Clint le hierve la sangre. Celoso, desea que Hogan entre de una vez y acribille a Watts ahí mismo. Fue él quien le dio el chibatazo, delató al gringo por mirar a su hembra como a un pastel de zarzaparrilla. Claro que no contaba con que el telegrafista le pondría sobre aviso. Mal hecho, ya ha pagado su indiscreción con el cableado enroscado al cuello a modo de torniquete. Hogan se retrasa y en Misery la puntualidad se lleva a rajatabla. Si toca llover, pues llueve. Si el coyote ha de zamparse una gallina, descuida que lo hará después de las tres y no antes, son las normas. El caos, dentro de un orden. Imprecisiones, las justas. El traidor consulta su selecto reloj de bolsillo y constata que se le paró hace tiempo. Menuda baratija luce, ni que le hubiera tocado en una tómbola. Las manecillas marcan las seis y tres, una hora anodina que coincide con el cese abrupto de los acordes y la conversión del licor en un jarabe dulzón e insípido. Se trata de Ginger Ale, de ahí que hasta tenga burbujas. En plena confusión Gringo busca una caricia en los ojos de Lupe. La encuentra. Se muere por besarla y susurra como poseído.


🎵This killin' time is killin' me
Drinking myself blind thinkin' I won't see
That if I cross that line and they bury me
I just might find I'll be killin' time for eternity 🎶


-     
¡Seréis zoquetes! ¿Aún no os dais cuenta? – emerge del rincón un forastero algo aturdido, anoche la partida de póquer acabó en trifulca y recibió un tremendo gancho de izquierda.

- ¿Qué hace éste todavía aquí? ¿No estaba de paso? - espeta Clint que se remanga amenazante -. Largo, DJ, no quiero tramposos en mi establecimiento.

- Así que ya no soy bien recibido. Tiene gracia que ayer mismo no le hicieras ascos a mi dinero.

- Esfúmate – chista Lupe al viajante -. DJ ya se iba – media entre los dos, intenta ganar tiempo.

- ¡Despertad de una vez! – DJ insiste – A ver, cómo explicároslo… Gringo, intenta recordar. A ver, ¿qué le hiciste a Hogan? Ni idea ¿verdad? Porque solo tienes presente, el resto es una mentira. El tal Hogan, un extraño y vuestra supuesta enemistad, pura pantomima.

- ¿Por qué habríamos de creerte, DJ? Si eres un puto negro. Y además, tramposo.

- Al menos sé qué hago aquí, al principio me pareció divertido. No me trajo un guión de mierda, vine porque quise. Compuse la banda sonora. Yo, ¡qué no soporto el country! Y accedí al cameo por hacer la gracia, para emular a Django desencadenado y jugar un rato a los vaqueros. De renunciar, ahora estaría Lebron atrapado en una taberna de cartón piedra y yo de fiesta en Miami haciendo mushups fumado hasta las orejas. Allá sí que corre el alcohol y no el aguachirri que sirves, mamón. Y olvídate de la chica, eres el feo y el malo juntos. ¿En serio, no sabes cómo va esto? Así funciona, ella se queda con el gringo. Y tú sobras, pendejo.

Por supuesto, nadie cree a DJ. Y Clint, fuera de sí, le cose a balas de fogueo.

- Ah! – DJ agoniza - Seré capullo. – se lamenta después de muerto -. Debí exigir un doble para las escenas de tiroteo – le rematan. – Atentos a mi perfil bueno - se retuerce hasta desfallecer.

Tomo nota, es chungo palmarla en el Salvaje Oeste, el sheriff nunca viene cuando le necesitas y hace un calor de cojones. Y en un cine de barrio improvisado, solo provistos de un proyector Bell&Howell de CinemaScope tan cutre... En efecto, Lupe, huele a muerte. Pues no hay olor más nauseabundo que el que desprende en su combustión la tira de celuloide. A todo esto, ¿dónde estarán los extintores?


🎵This killin' time is killin' me
Drinking myself blind thinkin' I won't see
That if I cross that line and they bury me
I just might find I'll be killin' time for eternity. 🎶


* Para Santos, mi padre y el mejor compañero para este gran viaje. 




martes, 19 de abril de 2016

RELATO: "Casanegra".








Como cada domingo, Rick se recorría el barrio residencial en bicicleta repartiendo periódicos por todas las parcelas. Los lanzaba con un estilo peculiar, describiendo una parábola tan perfecta que no lograría interceptar ni el mejor pitcher de los Medias Rojas. Claro que aquella mañana no se esmeró en el tiro como tenía por costumbre, tenía que hacerse oír en medio de aquel idílico bienestar de anuncio. Ni siquiera se entretendría en golpear en el capó a los flamantes Chebrolets que encontrara a su paso. Porque aquella madrugada había pasado algo importante, en la portada del New York Times relucía un notición de primera: Men walk on moon!!!  Clamaban los titulares, esos mismos que Rick transmitía a voz en grito. Un torpedo con rizos, camiseta a rayas y pantalones cortos que dejaban a la vista unas rodillas llenas de costras y unas pantorrillas tan suaves como el beso de un bebé. Jadeaba de puro júbilo, no pasan cosas así todos los días. A lo Miguel Strogoff, se creía el mensajero. Ni que viniera pedaleando desde Cabo Cañaveral.

Y no habría parado hasta aparcar la bici en su desolada marquesina de no ser por el silbido de Louis que le llamó en pijama, algo desmejorado en los últimos tiempos y pálido como un cadáver. Asomó medio cuerpo por la puerta principal en un estado de alerta obsesiva, cercano a la paranoia, que combinaba muy bien con la fachada gris oscura casi negra del fúnebre color de la desesperanza. Siempre fue un poco maniático, pero por lo visto, aquello había ido a más. Flaco, desabrido. Miraba con aprensión como lo haría un búho en plena noche girando sin descanso las pupilas, clavándolas como punzones. Aun así, Rick se le acercó tan campante. Siempre agradecía unas palabras amables, lo cierto es que odiaba estar solo. De modo que adolescente y treinteañero entablaron conversación.

-          Oye, chico. ¿Es verdad lo que dicen?
-          Pues claro, Louis. ¡En qué mundo vives! - Ante el asombro de Lou, el niño insiste - . Hemos llegado a la luna, ¿no lo has visto por la tele?
-          Entonces esto lo cambia todo. ¿No te das cuenta? Si de verdad ha ocurrido, nos enfrentamos a una crisis mundial sin precedentes.
-          Qué va, si es alucinante. Pronto aterrizaremos en Marte como el Capitán Scarlet.
-       No te haces cargo, Ricky. Verne ya anunció que pasaría, ese tipo fue un visionario. Sus novelas están repletas de profecías. En “Robur el Conquistador” ya volaban helicópteros y aparecen transatlánticos en “Una ciudad flotante”. Hasta recreó el cine sonoro en “El castillo de los Cárpatos” y acertó de pleno, todo ha pasado.
-          Venga ya, Lou, tu escritor solo era un tipo con suerte.
-          Vale, no practicaba magia como Rasputín ni predijo guerras como Nostradamus pero era un clarividente. Ese hombre era capaz de contemplar el más allá como si manipulara una bola de cristal y veía el futuro tan nítido que podía olerlo. Si hasta auguró la conquista de los polos en “La esfinge de los hielos” y el descubrimiento de las fuentes del Nilo en “Cinco semanas en globo”.
 -          Que Verne tuviera o no superpoderes, eso ya no importa. Que te hablo ¡¡¡de conquistar las estrellas!!!
-          Tiene que ver y mucho. Si soñó con viajar a la luna y ha pasado, por las mismas, otras historias de ciencia ficción podrían hacerse realidad…
-          Ojalá, menuda aventura. 
-          Te equivocas, Rick. No sería agradable, en absoluto. Es más, deberías estar temblando solo de pensarlo. Si otras historias fantásticas ocurrieran aquí y ahora... Créeme, sería una auténtica locura. Si damos crédito a los relatos de Isaac Asimov, George Orwell, H.G.Wells, Arthur C.Clarke o Ray Bradbury… Prepárate para lo peor, chico, se avecina el apocalipsis.
-          ¿Entonces podría venir King Kong y pisar edificios?
-      Por supuesto.  También podrían despertar los muertos y atacarnos marcianos de todos los colores.
-          Uuuauh, molaría.  
-          No es tan difícil, hasta podría estar en marcha una invasión de ladrones de cuerpos y no darnos cuenta. Tu padre, sin ir más lejos. ¿Siempre fue así de serio? ¿A que no? Pues eso explicaría que de un tiempo a esta parte…
-          Eh, tú. ¡Cuidadito con lo que dices! Que mi padre solo está pasando una mala racha y si bebe es porque le duelen las muelas.    
-          Ya no jugáis al béisbol en el parque.
-          Bueno. ¿Y qué? Ya soy mayor.
-          Tal vez ya no sea él y te lo hayan cambiado por un alien en plena noche.
-          ¡¡¡Mientes!!! Estás enfermo.
-          Ni hablar. Mira a toda esa gente con sus sonrisas tontas. ¿Lo ves? En comparación, soy el más cuerdo de todos. Ahí los tienes, tan despreocupados, tan felices.  Desentendiéndose de lo trancendente, disfrutando del maldito sueño americano. Si supieran que en cualquier momento podría estrellar un meteorito contra La Tierra no perderían el tiempo paseando al perro. ¿No crees?
-          ¿Lou, estás seguro?
-          Completamente. Y la llegada a la luna no es sino el principio. 
-          Caramba, tanto ahorrar para un Chevrolet y resulta que se acerca el fin del mundo. Cambio de planes, mejor me empacho a helados.
-          Espera, que me calzo las deportivas y te acompaño. Si comenzó la cuenta atrás, por qué no darme un último capricho antes de que me aplasten como a un tulipán.

Lou consiguió a duras penas salir de casa con la camiseta desbocada de Superman después de cuatro meses de enclaustramiento sin atreverse a salir ni tan siquiera al buzón del correo. Rick ya nunca más esperaría inútilmente a su padre en el porche botando contra la pared la pelota de pitcher durante horas. Ambos caminaron hasta el quiosko de la playa al paso de Lou que arrastraba las zapatillas charlando sobre el avistamiento de platillos volantes y vestigios de civilizaciones perdidas. Se embarcaron en la búsqueda de un diccionario inglés-élfico y de un detector de metales teledirigido capaz de localizar bajo la arena restos de barcos vikingos.

Han pasado doce años y todavía hoy siguen siendo colegas. Tienen bastante pinta de frikis con los ojos como platos tras sus impertérritas gafas de concha. Rick lleva coleta y el emblema de Gotham tatuado en el brazo. A Lou ya le clarea el pelo, por eso se cubre la cabeza con una gorra de los Gremblins. Desde que estrenaron Encuentros en la tercera fase suelen acudir juntos al cine, provistos de papel y boli dispuestos a tomar notas. Están convencidos de que las películas de Spielberg guardan toda suerte de mensajes encriptados. Están al corriente de cada mito o profecía, aunque su máxima prioridad ahora es el inminente ataque de un ejército zombi.  Son radioaficionados, adictos a los bagles con salmón y queso. Trabajan de empleados en un videoclub del barrio y juegan a Dragones y Mazmorras hasta el amanecer.


Pues el alunizaje fue el detonante, sin duda revolucionó el mundo entero. Un pequeño paso para el hombre y en cuanto Rick y Lou fue mucho más que eso. El puto génesis, la milla cero. El principio de otra gran amistad... Esta vez, en Casanegra. Se repite la historia, otro Rick y otro Louis que esquivan la soledad fumando gauloises en el aeropuerto. Avistamiento de ovnis, aeroplanos furtivos... Más de lo mismo. Tendrías que escuchar sus malditos chistes, todos en blanco y negro.